El sector del calzado cambia la realidad en las ciudades brasileñas

La industria brasileña del calzado, que emplea a más de 260.000 personas, mueve la economía de las ciudades en las que se inserta

2021-11-11 | Por Brazilian Footwear

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Presente con fuerza económica en diez estados brasileños, el sector del calzado brasileño emplea directamente a más de 260 mil personas, lo que incide directamente en el desarrollo económico y social. En las ciudades más pequeñas, la importancia se vuelve aún mayor, transformando realidades y, en consecuencia, aumentando los índices de desarrollo humano.

El presidente ejecutivo de Abicalçados, Haroldo Ferreira, señala que muchas ciudades brasileñas comenzaron a existir en el mapa económico del sector del calzado. “Los beneficios sociales no se encuentran solo en el sector del calzado, que como todos saben es intensivo en mano de obra. Cuando se instala una fábrica en una ciudad, comienzan posadas, restaurantes, supermercados, farmacias y comercio en general. Mueve toda la economía", evalúa el ejecutivo.

El movimiento económico generado por la instalación de una industria del calzado se siente no solo con el surgimiento de nuevos negocios, sino también a partir de indicadores de desarrollo. Uno de ellos es el Índice de Desarrollo Humano (IDH), establecido por las Naciones Unidas (ONU) para medir el desarrollo de las sociedades en términos de educación, salud e ingresos. Así, se refleja la importancia de la industria del calzado para las ciudades donde opera. En algunas, el IDH se duplicó luego de la instalación de las fábricas, lo que, además de empleos, generó desarrollo a través de un aumento en infraestructura e inversiones.

 

Vulcabras: desarrollo social y económico en el Nordeste

Con fábricas en Itapetinga, Bahía y Horizonte, Ceará, el grupo Vulcabras es uno de los más representativos de Brasil, empleando directamente a más de 16 mil personas. El director general de la empresa, Pedro Bartelle, destaca que el impacto económico y social en las comunidades aledañas a las fábricas es significativo. “El IDH de estas regiones es hasta cuatro veces superior al promedio nacional. En estas ciudades, la industria del calzado no solo es un motor para el desarrollo económico de toda una región, sino también para el desarrollo personal y educativo de las personas de la comunidad”, evalúa el empresario. Los números corroboran. 

En 1996, cuando Vulcabras llegó a Horizonte, el IDH de la ciudad era de 0,311 - considerado bajo por la ONU -, récord que saltó a 0,658 - considerado medio / alto - en 2010 (último dato proporcionado por el IBGE). En Itapetinga, el salto fue de 0,529 - considerado bajo - cuando llegó la empresa a mediados de la década de 2000, para 0,667 - considerado medio-alto en 2010 (último dato disponible). Bartelle dice que cuando la empresa migró al Nordeste, los estados ofrecieron incentivos a las industrias para que migren sus plantas fabriles para la región, a cambio del desarrollo social y el impacto económico que traerán estas unidades. Años después, la iniciativa resultó ser perfecta. 

Además del desarrollo económico, con la generación de impuestos, y el desarrollo social, con los empleos generados, Vulcabras invierte en educación con el Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial (SENAI) para capacitar a los jóvenes para el mercado laboral. También en el ámbito social, en 2016 el grupo creó la “Escuela de Calidad”, con el objetivo de formar auditores 5S y embajadores ambientales para las fábricas de la compañía. “En el proyecto, los empleados participantes son capacitados por el área de ingeniería ambiental de Vulcabras y se concientizan sobre cómo ayudar con proyectos sostenibles y también para la ciudadanía, llevando este conocimiento a las comunidades aledañas”, comenta Bartelle.

 

Sugar Shoes: mejorando la calidad de vida en Ceará

El Grupo Sugar Shoes / Neorubber, que comenzó a fabricar calzados en 1998 con 70 empleados en Picada Café, en Rio Grande do Sul, expandió su producción en 2000 en la ciudad de Senador Pompeu, Ceará. En 2010 se incorpora al grupo la empresa Neorubber, que ahora cuenta con unidades fabriles en Capela de Santana / RS, Solonópole y Crateús, Ceará. En total, las fábricas del grupo emplean a unas 2,9 mil personas. De estos, más de 2.000 trabajan en la unidad del Senador Pompeu. Cuando la empresa llegó a la ciudad de Ceará, el IDH era 0,487 - bajo -, índice que saltó a 0,619 - medio / alto - en 2010 (último dato disponible). Uno de los directores del grupo, José Paulo Boelter, dice que la fábrica de la empresa es la única en la ciudad. “Senador Pompeu es una ciudad antes y después, la instalación de la fábrica cambió la vida de las personas. Y ese es el papel de la industria, mejorar la calidad de vida a través del empleo y los ingresos”, comenta Boelter, al mencionar que el comercio de la ciudad se desarrolló después de la llegada de la empresa.

Otro hecho del que se enorgullece el empresario es que la fábrica ya emplea a los hijos de los primeros empleados. “Esto es maravilloso en la sucesión de los socios y, más aún, cuando nos vemos en el equipo de trabajo. Preservando la historia que pertenece a la empresa, pero también a toda la comunidad de todos los empleados que han estado y siguen aquí. Podemos tener edificios y máquinas, pero las personas son nuestro mayor patrimonio”, enfatiza Boelter.

 

Grendene: un hito para Sobral

Durante años, Ceará ha sido el principal productor de calzados de Brasil. Y Grendene, que llegó al estado en 1990 y opera en las ciudades de Fortaleza, Sobral y Crato, jugó un papel decisivo en este hecho. Con 210 mil habitantes, Sobral es el municipio que más emplea por Grendene. Son más de 11 mil empleados de los 17 mil empleos directos que genera la industria. "Es en Sobral donde podemos ver de manera palpable cómo la implementación de la empresa ayudó en el desarrollo socioeconómico del municipio", evalúa el Director de Relaciones con Inversores de Grendene, Alceu Demartini de Albuquerque, señalando que el IDH de la ciudad pasó de 0,406 - bajo - en la década de 1990 a 0,714 - alto - en 2010 (último dato disponible). Según él, la infraestructura del municipio ha mejorado considerablemente, así como la educación, la salud y el comercio. “Sobral es el segundo municipio más desarrollado de Ceará y todo esto tuvo una contribución relevante con la implementación de Grendene. Incluso porque algunos de nuestros proveedores terminaron instalándose en el municipio y en la Región, generando empleo, ingresos y mejorando la condición del municipio en su conjunto”, dice, señalando que quienes no visitaban Sobral por mucho tiempo ya no reconocen al municipio por su desarrollo económico y social. 

La secretaria de Trabajo y Desarrollo Económico de Sobral, Sandra Arcanjo, califica a Grendene como el gran motor de la economía de la ciudad, ya que genera miles de empleos directos e indirectos. “Grendene transformó a Sobral, el municipio se puede dividir en antes y después de la llegada de la empresa. Y este desarrollo va más allá de la creación de empleo porque la empresa mueve toda la economía de la ciudad. El barrio en el que se ubica, por ejemplo, ni siquiera existía, al igual que el comercio que se desarrollaba en los alrededores”, evalúa el secretario, diciendo que la empresa es el mayor empleador de Sobral. Otro punto destacado por el director del Desarrollo de Sobral es que el nivel de escolaridad ha mejorado mucho. Y, según Sandra, esto también está relacionado con las operaciones de Grendene. “La empresa invierte en formación interna y esto es muy positivo porque también aumenta la empleabilidad de estas personas fuera de la empresa, si se van en el futuro”, concluye Sandra.

 

Beira Rio: más puestos de trabajo en toda la cadena productiva del interior de RS

Otro gigante del sector del calzado brasileño es Beira Rio, con diez fábricas ubicadas en Rio Grande do Sul. Una de estas plantas está en Mato Leitão, municipio del interior de Rio Grande do Sul con poco más de cinco mil habitantes. Con la fábrica destruida por un incendio en 2020, Beira Rio invirtió más de R $ 43 millones en la reconstrucción de la planta. El presidente del grupo, Roberto Argenta, señala que la mano de obra calificada fue uno de los atractivos para insistir en la ciudad. “Siempre optamos por ciudades geográficamente cercanas a la oficina central y al clúster de proveedores en Vale do Sinos, desde donde compramos más del 80% de nuestros insumos”, comenta. La estrategia comercial del emprendedor acaba generando desarrollo económico y social para los municipios que albergan las plantas. En Mato Leitão, por ejemplo, hay 180 empleos directos y otros 1,500 indirectos. “Los calzados cortados son enviados para ser cosidos por terceros, lo que trae más agilidad y calidad a los procesos, por eso los empleos indirectos son aún más expresivos”, informa Argenta.

Con un IDH de 0,746 - considerado alto -, Mato Leitão debe gran parte de su desarrollo al sector del calzado, especialmente a Beira Rio. Que posibilita inversiones públicas en beneficio de la sociedad. “Después del incendio, como una forma de apoyar la reconstrucción del proyecto, otorgamos incentivos fiscales previstos en la legislación municipal, ayudamos con movimientos de tierra, vertederos y transporte de materiales”, dice el intendente, destacando que "los beneficios sociales y económicos que Beira Rio proporciona son inmensas, a través de la generación de empleo e ingresos para las familias, a través del movimiento de comercio, servicios de transporte, alimentación y en el fortalecimiento de la economía de la ciudad”, concluye Bohn.

 

El potencial del sector del calzado

A pesar de las dificultades de los últimos años, la industria brasileña del calzado sigue siendo la cuarta más importante del planeta, la más grande excluyendo Asia, habiendo producido más de 763 millones de pares el año pasado. La productividad por trabajador, que demuestra que la industria hace sus deberes intramuros, es una de las más altas del mundo. Según el Informe Sectorial Abicalçados, cada trabajador brasileño produce 3.480 pares por año, más que en los países que compiten en el sector, como China (3.361 por trabajador), Indonesia (1.991 por trabajador) y Vietnam (920 por trabajador). “Está claro que la industria necesita políticas públicas de apoyo, especialmente en lo que respecta a la urgente reducción de la carga tributaria, que nos afecta en competencia con los principales players internacionales del mercado. Al valorar la industria nacional, estamos creando oportunidades para generar más empleos, una nueva realidad con mejor calidad de vida y, en consecuencia, impulsando no solo el desarrollo regional sino también el del país”, concluye Ferreira, destacando el potencial de la industria del calzado brasileño.

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